Convertirse en un negocio Pet Friendly parece una estrategia ganadora: atraes una base de clientes leal que considera a sus mascotas parte de la familia y, a cambio, tienes una conexión emocional con un mercado en crecimiento. Sin embargo, muchas empresas han aprendido, a veces de la manera difícil, que intentar parecer amigables con las mascotas puede jugarles en contra si el esfuerzo se percibe como forzado o “falso”. Este riesgo de ser «funado» en redes sociales por la comunidad Pet Friendly ha cobrado fama, especialmente cuando las acciones de una marca no reflejan valores auténticos hacia los animales.
Aquí te mostramos cómo adoptar una estrategia Pet Friendly sin caer en la superficialidad y alineando los valores de tu negocio con la comunidad amante de mascotas.
El término Pet Friendly ha ganado popularidad, y muchos negocios buscan sumarse para captar a los amantes de las mascotas. Sin embargo, declarar un negocio Pet Friendly implica mucho más que colgar un letrero en la puerta. Se trata de crear un ambiente que realmente considere la comodidad y seguridad de todos: clientes, personal y, claro, mascotas. Las empresas que se lanzan a esta tendencia solo para atraer público y no por una convicción genuina suelen enfrentarse a problemas, tanto de logística como de percepción pública.
Para ser verdaderamente pet friendly, tu negocio debe estar preparado para recibir a dueños y sus mascotas de manera coherente y sin fisuras en la experiencia. Esto incluye áreas acondicionadas, acceso a agua fresca, opciones de entretenimiento seguro para las mascotas y, muy importante, personal capacitado para manejar situaciones con animales. Si no estás seguro de poder comprometerte a este nivel, es mejor reconsiderar la estrategia antes de lanzarse a la tendencia y terminar con críticas que podrían dañar la imagen de la marca.
IKEA en Australia se promocionó como una tienda pet friendly en redes sociales, alentando a los clientes a llevar a sus perros a ciertas sucursales. Sin embargo, la iniciativa se desmoronó rápidamente cuando los clientes comenzaron a reportar que algunas tiendas tenían políticas inconsistentes: en algunos lugares permitían mascotas solo en áreas específicas, mientras que en otras se prohibía la entrada por completo. Esto generó confusión y descontento en la comunidad, que percibió la iniciativa como una acción superficial de marketing. La reacción negativa en redes sociales obligó a IKEA a retirar temporalmente la política y a reevaluar su enfoque.
Uno de los errores más comunes, y a menudo la causa de que los negocios sean cancelados en redes sociales, es la falta de preparación del personal. No es raro escuchar historias de empleados confundidos que, sin saber bien cómo manejar mascotas en el espacio, terminan dando instrucciones contradictorias a los clientes o incluso pidiéndoles que se vayan. Este tipo de situaciones resultan incómodas y dan una imagen de desorganización, proyectando que el negocio no está realmente listo para recibir a sus amigos peludos.
Para evitar estos problemas, es fundamental involucrar al equipo desde el principio y capacitarlo en aspectos básicos de manejo de mascotas. Esto no significa que todos deban ser expertos, pero sí que conozcan los lineamientos y cómo actuar en caso de que una mascota esté inquieta o deba moverse a otra zona. La actitud del personal es esencial: una sonrisa y un trato amable tanto con los dueños como con los animales puede hacer la diferencia entre una buena o mala experiencia. Además, una política clara y visible, tanto en el local como en la comunicación en línea, ayuda a evitar confusiones y asegura que todos estén en sintonía sobre las reglas, como áreas permitidas, el tamaño de las mascotas aceptadas y otras limitaciones necesarias.
Un ejemplo exitoso de una marca pet friendly es LUSH Cosmetics. Conocida por sus productos naturales y su ética ambiental, LUSH ha integrado la política Pet Friendly de una manera genuina y bien recibida en sus tiendas. La marca permite a los clientes ingresar con sus mascotas y se asegura de que su personal esté capacitado para ofrecer una experiencia amigable y cómoda para todos.
Cada empleado recibe formación específica en atención al cliente que incluye cómo interactuar adecuadamente con los animales, lo que permite que cualquier cliente, humano o perrhijo, se sienta bienvenido. Esta política está en completa sintonía con sus valores contra la crueldad animal y el respeto por la vida, lo que refuerza su imagen en el mercado. La experiencia ha sido tan positiva que muchos clientes mencionan a LUSH en redes sociales, destacando tanto la amabilidad del personal como el ambiente acogedor, lo que fortalece la reputación de la marca y su conexión con la comunidad.
Cuando un negocio declara ser pet friendly, los clientes esperan un ambiente que considere las necesidades básicas de sus mascotas. Esto incluye áreas de descanso para los animales, dispensadores de agua fresca, y en algunos casos, estaciones de limpieza. No se trata solo de crear un espacio donde los animales puedan estar, sino de uno en el que realmente se sientan cómodos. Para un perro, por ejemplo, el poder acceder a una zona con sombra y agua en un día caluroso puede ser la diferencia entre una visita placentera y una experiencia incómoda que afecte la percepción de la marca.
Muchos negocios simplemente colocan un letrero en la entrada que dice “Pet Friendly” y esperan que esto sea suficiente. Sin embargo, esta señalización superficial no cumple con las expectativas de los dueños de mascotas y, en ocasiones, resulta contraproducente. Un área designada para mascotas que carezca de recursos adecuados (como sombra en una terraza, acceso a agua o un espacio seguro para atarlos temporalmente) rápidamente decepcionará a los clientes y proyectará una imagen de falta de compromiso.
Un buen ejemplo de adaptación coherente del espacio lo podemos ver en los hoteles Kimpton. Esta cadena no solo permite mascotas, sino que ha diseñado áreas específicas dentro de sus instalaciones donde los animales pueden descansar y jugar sin molestar a otros huéspedes. Kimpton ofrece camas y platos para comida y agua en la habitación, y además, muchas de sus ubicaciones tienen patios o jardines donde las mascotas pueden pasear. Esta atención a los detalles, sumada a una planificación cuidadosa de los espacios, demuestra un verdadero compromiso con la comunidad pet friendly y crea una experiencia completa y positiva para dueños y animales por igual.
Los clientes detectan rápidamente cuando una marca se involucra de forma superficial y solo para captar su atención, pero también saben reconocer cuando el compromiso es genuino. La clave está en conectar el mensaje con acciones y valores que la comunidad realmente valore, demostrando que el bienestar animal es una prioridad, no solo un eslogan.
Incorporar gestos auténticos hacia las mascotas puede marcar la diferencia en la percepción del negocio y en la lealtad de los clientes. Por ejemplo, una estrategia efectiva es colaborar con refugios locales u organizaciones de bienestar animal para organizar eventos de adopción en el mismo espacio de la empresa. Estos eventos no solo atraen a una audiencia comprometida con la causa, sino que también brindan a las mascotas en busca de hogar una plataforma para encontrar una familia. Además, los clientes aprecian saber que el lugar que frecuentan está comprometido con iniciativas que promueven el rescate y cuidado animal, lo que refuerza la conexión emocional y la percepción positiva hacia la marca.
Algunas empresas también optan por donar una parte de sus ingresos a organizaciones de protección animal, especialmente en fechas clave como el Día Internacional de los Animales o el Día Mundial del Perro. Este tipo de contribuciones, comunicadas de manera transparente, reflejan una responsabilidad social que la comunidad Pet Friendly valora profundamente.
Otra forma de conectar con la comunidad es promoviendo buenas prácticas de cuidado animal. Crear contenidos informativos en redes sociales, como tips sobre la salud y el bienestar de las mascotas o recomendaciones de entrenamiento positivo, puede consolidar la imagen de una marca como defensora y conocedora del mundo de las mascotas. Esto no solo atrae a más clientes, sino que crea una red de personas que valoran y comparten esos principios, aumentando el alcance y la lealtad a la marca.
Cuando un negocio adapta su espacio, capacita a su equipo y se alinea con valores auténticos hacia el bienestar animal, la conexión con los clientes se vuelve genuina y duradera. La diferencia está en los detalles y en la autenticidad: un enfoque pet friendly bien pensado no solo invita a las personas a regresar, sino que crea un lugar de confianza y respeto, donde la experiencia de cada cliente se convierte en el mejor embajador de la marca.